sábado, 23 de noviembre de 2013

Chris Van Allsburg. El higo más dulce. México, Fondo de Cultura Económica, 1995. Ilustrador Chris Van Allsburg. La versión del presente texto es la versión traducida al español por Rafael Segovia Albán. Colección Los especiales de A la orilla del viento



 El escritor estadounidense Chris Van Allsburg quién desde su niñez sintió fascinación por el dibujo profundizó sus estudios artísticos en la Universidad de Michigan y la Escuela de Diseño de Rhode Island. Su trabajo se desempeña principalmente en literatura infantil. Entre las distinciones que se presentaron en su trayectoria en cuanto a literatura infantil, se encuentra Caldecott Medal en 1982 y posteriormente en 1986, y una nominación al premio Hans Christian Andersen en 1985.
Al leer la obra, se evidencia que el autor para su realización acudió a buscar una simbología que junto a sus característicos trazos artísticos y su facilidad para llegar a la mente de niños y niñas dieron pie a su metodología para crear una bella y conocida obra.
Se puede deducir también el propósito de su trabajo, no consiste solo en agradar a las niñas y los niños, sino, en dejar en ellos y ellas una profunda reflexión de valores para su formación a través de un corto cuento.
La obra está escrita de manera continua, al ser un libro álbum, no posee división de capítulos sino que, se presenta toda la historia de corrido.
La historia se remonta a París aparentemente del siglo XX o finales del XIX donde Monsieur Bibot, un malhumorado dentista que vive con su adorable bulldog Marcel, adquiere dos higos que le otorga una paciente anciana la cual le asegura que estos frutos harán realidad sus sueños nocturnos. El dentista, se obsesiona con ver sus sueños hechos realidad en vida luego de experimentar una situación que concordaba con la promesa de la anciana al probar uno de los higos. Es incierto el resultado que pueda generar su obsesión, pero es bien sabido que cualquier monomanía puede conducir a  muy buenas como a desastrosas situaciones.
A pesar de ser un cuento de literatura infantil, el libro maneja una gran simbología que para el lector adulto comprometerá su entretenimiento y atención para poder entenderla. El autor ofrece una bella moraleja  que creará en los niños, un punto de vista realista y moral respecto al egoísmo y el desprecio hacia los seres vivos. La importancia que contienen las ilustraciones de Allsburg, se iguala a la importancia de las palabras en las páginas, lo cual genera mayor atracción para acercar al público infantil a la lectura.

Reseña realizada por: Mateo Muñoz Moreno

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