Chris Van Allsburg. El higo más dulce. México, Fondo de Cultura Económica, 1995. Ilustrador Chris Van Allsburg. La versión del presente texto es la versión traducida al español por Rafael Segovia Albán. Colección Los especiales de A la orilla del viento
El
escritor estadounidense Chris Van Allsburg quién desde su niñez sintió
fascinación por el dibujo profundizó sus estudios artísticos en la Universidad
de Michigan y la Escuela de Diseño de Rhode Island. Su trabajo se desempeña
principalmente en literatura infantil. Entre las distinciones que se
presentaron en su trayectoria en cuanto a literatura infantil, se encuentra
Caldecott Medal en 1982 y posteriormente en 1986, y una nominación al premio
Hans Christian Andersen en 1985.
Al leer la obra, se
evidencia que el autor para su realización acudió a buscar una simbología que
junto a sus característicos trazos artísticos y su facilidad para llegar a la
mente de niños y niñas dieron pie a su metodología para crear una bella y
conocida obra.
Se puede deducir
también el propósito de su trabajo, no consiste solo en agradar a las niñas y
los niños, sino, en dejar en ellos y ellas una profunda reflexión de valores
para su formación a través de un corto cuento.
La obra está escrita
de manera continua, al ser un libro álbum, no posee división de capítulos sino
que, se presenta toda la historia de corrido.
La historia se
remonta a París aparentemente del siglo XX o finales del XIX donde Monsieur Bibot, un malhumorado dentista que vive con
su adorable bulldog Marcel, adquiere dos higos que le otorga una paciente
anciana la cual le asegura que estos frutos harán realidad sus sueños
nocturnos. El dentista, se obsesiona con ver sus sueños hechos realidad en vida
luego de experimentar una situación que concordaba con la promesa de la anciana
al probar uno de los higos. Es incierto el resultado que pueda generar su
obsesión, pero es bien sabido que cualquier monomanía puede conducir a muy buenas como a desastrosas situaciones.
A
pesar de ser un cuento de literatura infantil, el libro maneja una gran
simbología que para el lector adulto comprometerá su entretenimiento y atención
para poder entenderla. El autor ofrece una bella moraleja que creará en los niños, un punto de vista
realista y moral respecto al egoísmo y el desprecio hacia los seres vivos. La
importancia que contienen las ilustraciones de Allsburg, se iguala a la
importancia de las palabras en las páginas, lo cual genera mayor atracción para
acercar al público infantil a la lectura.
Reseña
realizada por: Mateo Muñoz Moreno
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